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Mejorando las Relaciones de Pareja: Principio #2
¡Hola! Este es el segundo principio en la serie Mejorando las Relaciones de Pareja. Puedes leer el primero principio de relaciones aquí.
#2: Si estás casado: Enfocas en la relación, no en el matrimonio.
Escucho con frecuencia las parejas en mi oficina que me decían que quieran trabajar en el matrimonio. Hay varias razones para no usar el perspectivo de “mejorar el matrimonio.” El matrimonio no existe sin la relación. La relación es una dinámica viva creado por la química de las interacciones de la pareja. Como todos seres vivos, la relación requiere cariño y cuidado para crecer. La relación cambia constantemente debido a los obstáculos se encuentra en la vida diaria o debido al crecimiento psicológico de las parejas que componen la relación.
Las parejas se pueden escoger entrar en el matrimonio. El matrimonio es una institución. Estar casado es un título designado que legalmente y culturalmente te ata conduciendo responsabilidades específicas para tu pareja y los otros miembros de la sociedad. Los requisitos de estar casado pueden variar depende en las tradiciones culturales o religiosas que subscriben las parejas. Las expectaciones y responsabilidades matrimoniales probablemente sienten estáticas y duraderas, porque han establecido por el consenso de una comunidad entera. Cuando estás casado, hayan más personas involucradas en tus decisiones que cuando solo estes en una relación. Los esposos necesitan considerar los deseos de sus padres o de la familia extendida. Padres casados necesitan considerar la influencia de sus acciones en los niños que han escogido criar dentro la estructura del matrimonio.
A los ojos del gobierno, existe una regla muy importante para el matrimonio. El contrato vinculante expone que los dos deben quedar juntos como una entidad. Si alguien tiene dudas o sentimientos de descontento entre el matrimonio, un estado de alarma los recorre los esposos al pensar de rompiendo ‘la única regla que no deben estar roto’ y botando todo que los esposos hayan construido dentro la estructura del matrimonio. No es de extrañar que la frase “trabajar en el matrimonio” pueda causar sentimientos de la desesperanza y la culpabilidad. Se siente como un ultimátum grande a estar contento con el matrimonio o arriesgar desafiando las expectaciones religiosas, culturales, y comunitarias. Los esposos, con rapidez, pueden sentir resentimiento para el otro cuando le haga sentir ‘forzado’ a cumplir los deberes matrimonios si se siente la pareja que pierde algo en el nivel individual o relacional.
Trabajar en la relación, en vez de el matrimonio, significa enfocar en las necesidades y los deseos de las dos personas involucradas en la relación. Lo requiere más atención cuidada y constante en los sentimientos fluctuante de dos individuales que son constantemente creciendo y cambiando. Lo significa cargar con incomodidad cuando escuchando que tu pareja se sienta lejas de ti. Lo significa enfrentar el hecho que quizás has hecho algo a causar que tu pareja tenga resentimiento. Nutriendo la relación debe tener prioridad sobre asegurando el estatus de estar casado. Trabajando en la relación atiende a las necesidades individuales de las parejas en vez de las expectaciones de religión, cultura, y comunidad. Cuando intentamos hacerse nuestra pareja feliz en la relación, la pareja será más dispuesta a enfocar en los deberes prescritos que los cometió cuando se casó.
El segundo principio requiere que ponemos a un lado la letanía de deberes que cada pareja ha cometido a cumplir dentro la institución del matrimonio, y tener conversaciones honestas el uno al otro sobre si en realidad cada persona se sienta satisfecha en la relación. El peligro de enfocar en el matrimonio es que, si la relación no está nutrida, eventualmente no estará la relación. Si no existe la relación, no existirá el matrimonio.
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